Las emociones como brújulas

Todas las emociones son mensajes para conocernos. 

Cuando las etiquetamos como negativas estamos perdiendo la oportunidad de escucharlas y trabajar en nosotros mismos. 

 Es clave diferenciar ser y tener. Por ejemplo podemos tener miedo pero no somos ese miedo. Esta distinción es lo que nos permite guiar las emociones en vez de ser tomados por ellas.

LAS EMOCIONES SON BRÚJULAS PARA ORIENTARNOS EN NUESTRO DESARROLLO PERSONAL

Hablemos de alguna de ellas…

  • MIEDO: Señal que indica que existe una desproporción entre la magnitud de la amenaza y los recursos que tenemos para resolverla. El miedo nos invita a prepararnos, ocuparnos en el presente en vez de preocuparnos por el futuro.
  • ENOJO: Señal que indica una frustración. Podemos transformar el enojo que destruye por el enojo que resuelve cambiando la pregunta “Porque a mi?” por “Para que a mi?”. El enojo nos invita a aceptar y perdonar que las cosas no siempre salen como a uno le gustaría.
  • LA CULPA: Señal que indica que incumplimos algún valor importante para nosotros. El rol del culpador es proteger las “normas” que en algún momento establecimos. Tenemos que actualizar esas pautas constantemente para confirmar que realmente sean valores propios y no exigencias externas.
  • LA ENVIDIA: Señal que indica un deseo insatisfecho. Nos invita a desarrollar talentos en potencial  para lograr lo que deseamos. Motivarnos y ser conscientes de recursos que necesitamos para alcanzarlo. Admirar al otro y que nos inspire a trabajar en nuestra mejor versión.

Cinco pasos para trabajarlas

1. Aceptarlas y escucharlas pero no identificarnos. Siento pero no soy esa emoción. Observarla como a un visitante que vino a comunicarnos algo.

2. Descubrir el mensaje o aprendizaje que nos traen sobre nosotros mismos

3. Hacernos responsables de la emoción. No son los otros que nos hacen las cosas sino que son nuestros propios lentes que las interpreta de esta manera.

4. Tomar algún tipo de acción para trabajarla y no quedarnos pegados a esa emoción

5. Agradecer su presencia por dando la oportunidad de auto conocernos más.

La toma de conciencia es lo que genera el cambio profundo. Conocernos y sentir que sabemos gestionar nuestras emociones es una de las bases fundamentales para la autoconfianza y el cuidado propio.

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